martes, 27 de diciembre de 2011

~ RHS 3 ~ BJ's Fanfic

~ Capítulo O4 / 28: Nuestros dos corazones rotos ~

(  N a r r a  B i l l i e  )

- ¡Doctor! ¡¿Por qué mi hija no llora?! ¡Dele una palmada, así puede aspirar aire! - Audrey le gritaba desesperadamente al doctor. Nunca la había visto tan alterada.
- Cálmate. - la abracé al darme cuenta de las cosas. - Todo va a estar bien. - me hacía el fuerte, pero yo también estaba destruido.
- ¡No puede estar pasándole esto a mi hija, no, no, no! - se agarraba de los pelos y gritaba a más no poder. Estaba desesperada.
- Pero... todos los estudios estaban bien... era un embarazo en perfectas condiciones... esto... - pude ver cómo el médico sostenía el cadáver de mi hija en sus manos.
- ¿Puedo sostenerla? - trtamudeé. - Necestio verla.
 El doctor seguía anonadado. Me dio a la bebé temblando y se quedó hundido en sus pensamientos. Al ver a mi hija sentí que la mayor tristeza del mundo invadía mi ser. Audrey se tapaba el rostro para no verla, iba a ser muy fuerte para ella. Estaba muerta, no había ningún rastro de vida en ella.
 Audrey pasó dos semanas internada. Los médicos decían que en su estado era capaz de cualquier cosa y era mejor que se la controlase. Lo único que hacíamos era estar juntos, abrazados y llorando. Mike, Tré y el resto de los chicos habían venido a visitarnos para darnos el pésame, y aunque les estuvimos muy agradecidos preferimos pasar por esto solos. Nadie entendía el dolor por el que pasábamos.
- ¿Por qué nos pasó esto? - no paraba de preguntar Audrey - ¿Por qué? Jinny llegó para unirnos, estoy segura, si no fuera por ella tú y yo nunca... - estas charlas terminaban con los dos llorando como dos niños con miedo.
 La primer semana se la dediqué exclusivamente al llanto y cuidar a Audrey, pero ya para la segunda quise saber por qué le había pasado eso a Jinny. Por suerte el doctor ya había encontrado la respuesta.
- Una intoxicación, algo que comió que estuviera en mal estado... pero sigue siendo extraño, Audrey se cuidaba muchísimo. Es como si le hubieran dado una bomba de tiempo.
- Iré a hablar con ella, tal vez sepa qué le hizo mal.
 Cuando le conté a Audrey lo que me había dicho el doctor se llenó de ira. Le pregunté por qué y me contó sobre aquella noche en la que Adrienne le había convidado con un batido, ¡ya me las pagaría! ¡Esta sí que no se la perdonaría!

(  F i n  D e l  C a p í t u l o O 4 / 2  8  )

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