( N a r r a G e r a r d )
Macy estaba muy lastimada. Se ve que venía pasando por muchas penas, y el conflicto de hoy más la relación con su padre hicieron que estallara. Tenía la piel fría y no paraba de llorar.
- ¿Macy? - le susurré cuando se calmó un poco - ¿Quieres hablar?
- No. - dijo sin sacar su cara de mi pecho - Pero no te vayas.
- No voy a irme, tranquila.
Me ponía como loco verla así. Ella no se merecía tanto sufrimiento, era una chica increíble. A mí también se me había cruzado por la cabeza suicidarme, pero nunca al punto de llevarlo a cabo... Macy estuvo a pocos pasos de hacerlo. Recordé el cuchillo. Me levanté de la cama y dejé a Macy recostada. Tomé el cuchillo y lo tiré por la ventana.
- Macy, no vuelvas a hacer esto nunca más. - volví a su cama y me recosté junto a ella. Me miraba con esos enormes ojos celestes que tanto habían llorado. Me perdí mirándolos, eran tan hermosos. Ella era hermosa. Comencé a acariciarle el rostro suavemente, como ella lo había hecho ayer cuando Austin me lastimó. Tenía una piel muy suave.
- Te quiero - susurró. Abrí mis ojos, y ella me tomó el rostro con sus manos - Te quiero, Gee.
Sin pensarlo la atraje hacia mí y la besé. La besé como nunca había besado a nadie. Yo también la quería, la quería muchísimo. No quería que le pasara nada, necesitaba protegerla. Ella me rodeó el cuello y se recostó sbore mí. Se quedó dormida al instante.
Aunque me dolió dejarla sola tenía que salir de su habitación, su padre debía estar preocupado. La retiré delicadamente de mi cuello y bajé las escaleras hacia el comedor. Encontré al papá de Macy sentado en el sofá, llorando a más no poder.
- ¿Señor Blake? - levantó la cabeza y posó sus ojos en los míos - Macy se quedó dormida. Tenía un cuchillo, pero lo arrojé por la ventana.
- Yo... no sé cómo agradecerte. De no ser por ti Macy estaría muerta - se levantó del sillón y me abrazó - Gracias, Gerard. Lo lamento, fui muy duro contigo.
- No se haga problema, señor Blake. Ahora, si no le importa, debo volver a mi casa. Mamá estará preocupada.
Y así me fui, sin ser capaz de olvidarme de ese hermoso beso.
( F i n D e l C a p í t u l o 9 )
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